Poetry
Los árboles contienen el aliento,
el aire saturado de quejidos de lobos;
por primera vez los elementos temen
ciegos, agrandan sus múltiples ojillos.
En el cristal verdoso del estanque
se reflejan fúnebres ramas.
Dentro de este cristal precisamente estamos,
acostados, sin tocarnos, inmóviles,
la respiración amortiguada. Terminó la tregua.
Desde aquí ya captamos
como si vinieran desde lejos
del mundo que hemos conocido hasta ahora,
las pezuñas torpes,
los vastos cuernos,
los cueros ardientes.
Hocicos húmedos ya nos tocan.
Un rostro se inclina hacia mí,
rostro de piedra y sin relieves
como un primer plano de cine,
mis arreos parten,
caen brutalmente al suelo hechos polvo,
el cristal se resquebraja.
Eduardo Moran